Pila eléctrica
Una pila eléctrica o batería eléctrica
es el formato industrializado y comercial de la celda galvánica o voltaica. Es
un dispositivo que convierte energía química en energía eléctrica por un
proceso químico transitorio, tras lo cual cesa su actividad y han de renovarse
sus elementos constituyentes, puesto que sus características resultan alteradas
durante el mismo. Se trata de un generador primario. Esta energía resulta
accesible mediante dos terminales que tiene la pila, llamados polos, electrodos
o bornes. Uno de ellos es el polo negativo o ánodo y el otro es el polo
positivo o cátodo.
La estructura fundamental de una pila
consiste en dos electrodos, metálicos en muchos casos, introducidos en una
disolución conductora de la electricidad o electrólito.
Las pilas, a diferencia de las
baterías, no son recargables, aunque según países y contextos los términos
pueden intercambiarse o confundirse.
Batería eléctrica
Se denomina batería, batería
eléctrica, acumulador eléctrico o simplemente acumulador, al dispositivo que
consiste en una o más celdas electroquímicas que pueden convertir la energía
química almacenada en electricidad. Cada celda consta de un electrodo positivo,
o cátodo, un electrodo negativo, o ánodo y electrolitos que permiten que los
iones se muevan entre los electrodos, facilitando que la corriente fluya fuera
de la batería para llevar a cabo su función.
Las baterías vienen en muchas formas y
tamaños, desde las celdas en miniatura que se utilizan en audífonos y relojes
de pulsera, a los bancos de baterías del tamaño de las habitaciones que
proporcionan energía de reserva a las centrales telefónicas y ordenadores de
centros de datos.
Está constituida por dos electrodos de
plomo, de manera que, cuando el aparato está descargado, se encuentra en forma
de sulfato de plomo (II) (PbSO4) incrustado en una matriz de plomo metálico en
el elemento metálico (Pb); el electrólito es una disolución de ácido sulfúrico. Es un tipo de batería (batería húmeda)
muy común en vehículos convencionales, como batería de arranque, aunque también
se utilizan como batería de tracción de vehículos eléctricos. Suele
proporcionar una tensión de 6 V, 12 V u otro múltiplo de 2, ya que la tensión
que suministra cada celda es de 2 V. Pueden suministrar unas intensidades de
corriente relativamente grandes, lo que las hacen ideales para los motores de
arranque.
Baterías de níquel-hierro (Ni-Fe)
La batería de níquel-hierro, también
denominada de ferroníquel, fue inventada por Waldemar Jungner en 1.899,
posteriormente desarrollada por Thomas Alva Edison y patentada en 1.903. En el
diseño original de Edison el cátodo estaba compuesto por hileras de finos tubos
formados por láminas enrolladas de acero niquelado, estos tubos están rellenos
de hidróxido de níquel u oxi-hidróxido de níquel (NiOOH). El ánodo se componía
de cajas perforadas delgadas de acero niquelado que contienen polvo de óxido
ferroso (FeO). El electrólito es alcalino, una disolución de un 20 % de potasa
cáustica (KOH) en agua destilada.
Baterías de níquel-cadmio (Ni-Cd)
Utilizan un cátodo de hidróxido de
níquel y un ánodo de un compuesto de cadmio. El electrolito es de hidróxido de
potasio. Esta configuración de materiales permite recargar la batería una vez
está agotada, para su reutilización. Sin embargo, su densidad de energía es de
tan sólo 50 Wh/kg, lo que hace que tengan poca capacidad. Es una batería recargable de uso
doméstico e industrial (profesionales). Cada vez se usan menos (a favor de
NiMH), debido a su efecto memoria y al cadmio (que es muy contaminante). Sin
embargo, poseen algunas ventajas sobre el NiMH, como por ejemplo los ciclos (1
ciclo = 1 carga y descarga) de carga, que oscilan entre los 1.000 y 1.500
ciclos (+ vida). En condiciones estándar, dan un potencial de 1,3 V (tensión de
trabajo nominal 1,2 V).
Baterías de níquel-hidruro metálico
(Ni-MH)
Utilizan un ánodo de hidróxido de
níquel y un cátodo de una aleación de hidruro metálico. Cada pila de Ni-MH puede proporcionar
un voltaje de 1,2 voltios y una capacidad entre 0,8 y 2,9 amperio-hora. Su
densidad de energía llega hasta los 100 Wh/kg, y los ciclos de carga de estas
pilas oscilan entre las 500 y 2.000 cargas Este tipo de baterías se encuentran
menos afectadas por el llamado efecto memoria, en el que en cada recarga se
limita el voltaje o la capacidad (a causa de un tiempo largo, una alta
temperatura, o una corriente elevada), imposibilitando el uso de toda su
energía.
Baterías de iones de litio (Li-ion)
Las baterías de iones de litio (Li-ion) utilizan
un ánodo de grafito y
un cátodo de óxido de cobalto, trifilina (LiFePO4) u óxido de manganeso. Su
desarrollo es más reciente, y permite llegar a altas densidades de capacidad.
No admiten descargas y sufren mucho cuando éstas suceden; por lo que suelen
llevar acoplada circuitería adicional para conocer el estado de la batería, y
evitar así tanto la carga excesiva como la descarga completa. Esta tecnología se ha situado como la
más interesante en su clase en usos para ordenadores portátiles, teléfonos
móviles y otros aparatos eléctricos y electrónicos. Los teléfonos móviles, las
agendas electrónicas, e incluso los nuevos reproductores MP3 vienen con
baterías basadas en esta tecnología,
Baterías de polímero de litio (LiPo)
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